Serán Nombrados
Mientras escribo, mi mano izquierda me reprocha.
Me dice por qué los nombras, qué son, qué significan?
Por qué no los dejaste en su anónimo lodo
de invierno, en ese lodo que orinan los caballos?
Y mi mano derecha le responde: “Nací
para golpear las puertas, para empuñar los golpes,
para encender las últimas y arrinconadas sombras
en donde se alimenta la araña venenosa.”
Serán nombrados. No me entregaste, Patria,
el dulce privilegio de nombrarte
sólo en tus alhelíes y tu espuma,
no me diste palabras, Patria, para llamarte
sólo con nombres de oro, de polen, de fragancia,
para esparcir sembrando las gotas de roció
que caen de tu negra cabellera imperiosa:
me diste con la leche y la carne las sílabas
que nombrarán también los pálidos gusanos
que viajan en tu vientre,
los que acosan tu sangre saqueándote la vida.